Hoy tengo el placer/orgullo/satisfacción ...!! de que se presente esta maquina del deporte, y de como ama al deporte, podría decir mil cosas sobre Lupe, pero la que mas me gusta es su sonrisa, siempre que compite la lleva, y eso solo le pasa a las personas que hacen lo que mas le gusta.
Gracias Lupe, por compartir tu experiencia y parte de tu vida con nosotros.
Gracias Lupe, por compartir tu experiencia y parte de tu vida con nosotros.
Todos sabemos de las bondades del deporte, hay mucha
literatura sobre ello, y la propia experiencia de la vida lo demuestra.
Y también sabemos, por los mismos medios, de las maldades
del deporte, como es “pasarse de la raya” y sufrir consecuencias nefastas por
ello.
Pues bien, la que escribe, y con esto voy a tener un acto de
valentía haciéndolo público, comenzó, que no perduró, en la práctica deportiva,
más por sus maldades que por sus bondades.
Desde siempre, he vivido rodeada de bicicletas. Mi padre ha
sido, y es, un enamorado empedernido de ellas, y del deporte en general, además de ser un excelente ciclista. No había
traslado lúdico en coche en que no fueran montadas las bicis en él. Qué
curioso, ahora yo hago lo mismo con mis chicos.
Sin embargo, en mi infancia, y a pesar de haber sido siempre
muy muy activa, nunca tuve una especial inclinación por practicar algún deporte
de manera más o menos constante.
Fue ya en mi temprana juventud cuando decidí que mi cuerpo
no me gustaba. No es eso algo demasiado raro entre las muchas alteraciones , en
este caso, subjetivas, que se sufren en la adolescencia.
Sin embargo, fue precisamente en ese momento de mi vida, cuando
descubrí la capacidad que podía llegar a tener de sacrificio, esfuerzo y
perseverancia. En este caso, mal conducido, tanto, que casi acaban con mi vida.
Pues bien, como casi siempre en esta vida, hay siempre un
lado malo y un lado bueno en el mismo acontecimiento. El fracaso, aplicando un
poco de conciencia inteligente sobre él, se convierte en una oportunidad para
que ciertas cualidades salgan a la luz.
Una vez hube salido del bucle descendente en el que me
hallaba, el deporte empezó a formar parte de mi vida de una manera ya
bondadosa, Tanto, que mi propia identidad se ha formado, en parte, gracias a
él.
Me divierto y me hace feliz, porque, cuando monto en
bicicleta por el monte, cuando corro por las sendas como alma que lleva el
diablo, siento FELICIDAD.
Felicidad, porque me permite un contacto muy directo con la
Naturaleza.
Felicidad, porque me hace sentirme bien física y
emocionalmente.
Felicidad, por la cantidad de grandes seres humanos que me
rodean gracias a él.
Felicidad por el referente que creo en mis tres hijos.
Felicidad porque me permite superar retos… Porque me hace
sentir libre…
Porque me ayuda a quererme, y por ende, a querer mejor a los
demás.
Felicidad, ¿qué más le puedo pedir al DEPORTE?