jueves, 26 de junio de 2014

"DEPORTISTA ANÓNIMA" GUADALUPE RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ

Hoy tengo el placer/orgullo/satisfacción ...!! de que se presente esta maquina del deporte, y de como ama al deporte, podría decir mil cosas sobre Lupe, pero la que mas me gusta es su sonrisa, siempre que compite la lleva, y eso solo le pasa a las personas que hacen lo que mas le gusta.
Gracias Lupe, por compartir tu experiencia y parte de tu vida con nosotros.

 
 
 
Todos sabemos de las bondades del deporte, hay mucha literatura sobre ello, y la propia experiencia de la vida lo demuestra.

Y también sabemos, por los mismos medios, de las maldades del deporte, como es “pasarse de la raya” y sufrir consecuencias nefastas por ello.

Pues bien, la que escribe, y con esto voy a tener un acto de valentía haciéndolo público, comenzó, que no perduró, en la práctica deportiva, más por sus maldades que por sus bondades.

Desde siempre, he vivido rodeada de bicicletas. Mi padre ha sido, y es, un enamorado empedernido de ellas, y del deporte en general,  además de ser un excelente ciclista. No había traslado lúdico en coche en que no fueran montadas las bicis en él. Qué curioso, ahora yo hago lo mismo con mis chicos.

Sin embargo, en mi infancia, y a pesar de haber sido siempre muy muy activa, nunca tuve una especial inclinación por practicar algún deporte de manera más o menos constante.

Fue ya en mi temprana juventud cuando decidí que mi cuerpo no me gustaba. No es eso algo demasiado raro entre las muchas alteraciones , en este caso, subjetivas, que se sufren en la adolescencia.
 
 

Sin embargo, fue precisamente en ese momento de mi vida, cuando descubrí la capacidad que podía llegar a tener de sacrificio, esfuerzo y perseverancia. En este caso, mal conducido, tanto, que casi acaban con mi vida.

Pues bien, como casi siempre en esta vida, hay siempre un lado malo y un lado bueno en el mismo acontecimiento. El fracaso, aplicando un poco de conciencia inteligente sobre él, se convierte en una oportunidad para que ciertas cualidades salgan a la luz.

Una vez hube salido del bucle descendente en el que me hallaba, el deporte empezó a formar parte de mi vida de una manera ya bondadosa, Tanto, que mi propia identidad se ha formado, en parte, gracias a él.

Me divierto y me hace feliz, porque, cuando monto en bicicleta por el monte, cuando corro por las sendas como alma que lleva el diablo, siento FELICIDAD.
 
 

Felicidad, porque me permite un contacto muy directo con la Naturaleza.

Felicidad, porque me hace sentirme bien física y emocionalmente.

Felicidad, por la cantidad de grandes seres humanos que me rodean gracias a él.

Felicidad por el referente que creo en mis tres hijos.

Felicidad porque me permite superar retos… Porque me hace sentir libre…

Porque me ayuda a quererme, y por ende, a querer mejor a los demás.

Felicidad, ¿qué más le puedo pedir al DEPORTE?
 
 

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