jueves, 12 de diciembre de 2013

El azúcar blanco y edulcorantes.


 

 

Según muchos nutricionistas la adicción al azúcar se diferenciaría de la adicción a otras drogas sólo por una cuestión de grado. 

 


El azúcar en nuestro organismo sigue un ciclo muy parecido al de cualquier droga. Al tener un índice glucémico tan alto, es rápidamente absorbido por el intestino delgado, lo cual hace que tengamos un alto contenido de azúcar en sangre (hiperglucemia). Una vez ocurre esto, nuestro páncreas se ve obligado a secretar grandes cantidades de insulina que, además de inhibir la liberación de hormonas del crecimiento, (situación que deprime nuestro sistema inmunitario), hace que pasemos de estar en estado de hiperglucemia a  encontrarnos en un estado de hipoglucemia dándose una nueva búsqueda de otros azúcares. Esta situación, prolongada en el tiempo, termina estresando al páncreas provocándose una diabetes.

 

Este proceso tiene su correlación en el plano psicológico: cuando estamos en hiperglucemia sentimos una gran excitación física y psíquica, y este factor no ayuda mucho a personas que sufran de hiperactividad, trastorno de déficit de atención o trastorno bipolar, por solo poner algunos ejemplos. Lo que viene después es la hipoglucemia, que en el nivel psíquico se traduce en un repentino decaimiento, depresión mental y cansancio físico. Si, por ejemplo, hemos desayunado bollería refinada con un café con azúcar, notaremos esa hiperglucemia pero luego, a media mañana, seremos víctimas de un decaimiento físico, con el que obviamente, tendremos la necesitad de ingerir otra  ingesta de azúcares.
 
 
 
 

 

Esta dinámica en forma de "montaña rusa" fisiológica y psicológica, prolongada en el tiempo, degenera  los mecanismo reguladores del metabolismo y terminan agotando al sistema nervioso, lo que nos conduce a un estado crónico de cansancio, irritabilidad, agresividad y debilitamiento general, dependiendo cual sea nuestro temperamento.

 

Paralelamente a todo esto, cuando tomamos azúcar o harina blanca perdemos vitaminas del grupo B, calcio, fósforo, hierro, o otros elementos nutritivos que salen directamente de nuestras reservas. Esto es porque el  azúcar acidifica nuestro organismo, hecho  que lleva a que tengamos que extraer los minerales de nuestro cuerpo, sobre todo de nuestros huesos, para así compensar dicha acidificación. Esto provoca, entre otras cosas, caries, osteoporosis o proliferación de bacterias como la famosa cándida albicans. 

 


Actualmente podemos edulcorar nuestros alimentos con otros edulcorantes naturales. Éstos disponen de algunas propiedades de las que el azúcar blanco carece.

Solo mencionaremos los que son menos conocidos y que pueden llegar a tener propiedades benéficas para nuestra salud.

 Stevia.

La planta Stevia rebaudiana Bertoni es una especie del género Stevia, que ha sido utilizada como endulzante natural desde hace siglos por los indios guaraníes. La parte más dulce y pura de la planta son sus hojas. De ellas se obtiene un extracto (los glucósidos de esteviol) que nos ofrecen unas propiedades asombrosas:

Es un endulzante de origen natural.

Es un endulzante con 0 calorías, lo que la hace ideal para dietas bajas en calorías.

Su poder endulzante es 300 veces superior al del azúcar.

No afecta a los índices de glucosa en sangre. Por esta razón, los glucósidos de esteviol son adecuados para los diabéticos.

La Stevia no tiene calorías y tiene efectos beneficiosos en la absorción de la grasa, la presión arterial y beneficios diuréticos y cardiotónicos. Contiene carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales.

No se reportan efectos secundarios de ninguna clase, como efectos mutagénicos. Estudios anotan su actividad antibiótica, especialmente contra las bacterias e.Coli, stafilococos aureus, y Corynebacterium difteriae así como también contra el hongo Cándida Albicans productor frecuente de vaginitis en la mujer.

Existen, también otros no tan conocidos; así pues, la panela es un endulzante muy potente que se obtiene al evaporar los jugos de la caña de azúcar. Es un tipo de azúcar muy utilizado en los países de Latinoamérica, y cada vez se está extendiendo su uso más geográficamente hablando, ya que contiene infinidad de propiedades. El secreto de este azúcar está en que es totalmente natural y no ha sufrido ningún proceso en su elaboración.

                                                            
                        

El azúcar de panela no solo endulza sin más como sucede con otras variedades, sino que además nos aportará una serie de nutrientes que nos ayudarán a la hora de mantener una salud en perfectas condiciones. Antes de nada debemos tener presente que al no estar refinado simplemente sirve con una pequeña cantidad para endulzar nuestros platos. Al igual que la miel tiene un efecto balsámico y expectorante cuando tenemos resfriados o infecciones respiratorias.

El azúcar es lo que encontramos principalmente en su composición, aunque también presenta cantidades de fructosa y sacarosa, por lo que el aporte de hidratos de carbono es elevado. Esta es una de las cualidades de la panela, ya que como buen azúcar tiene un alto contenido en hidratos de carbono que nos darán una energía rápida, sobre todo si vamos a realizar actividad física o ejercicio después de consumirlo.

Pero la cosa no solo se queda ahí, sino que hay que destacar su alto contenido en vitaminas, ya que nos aporta cantidades nada desdeñables de vitamina A, B, C, D y E. Todas ellas necesarias para el correcto funcionamiento de los distintos órganos del organismo y de los tejidos que los componen.

El aporte mineral es algo que también debemos destacar de esta variedad de azúcar, y es que nos aporta muy buenas cantidades. Simplemente bastará con que tengamos presente que es el endulzante que más cantidades minerales contiene, concretamente cinco veces más que el azúcar moreno, y cincuenta veces más el azúcar blanco normal y corriente. Entre las variedades minerales que nos aporta destacaremos el calcio, el potasio, el fósforo, el hierro, el magnesio, el zinc y el cobre.

El sirope de agave también conocido como néctar de agave o miel de agave es el jugo vegetal dulce que se extrae de las hojas o pencas del agave, planta de aspecto parecido a una yuca o cactus pero que en realidad es una suculenta similar al aloe vera. Originaria de América tropical, subtropical y el Caribe, existen más de cien especies de plantas, pero para la producción del sirope se emplean principalmente el agave azul y el agave maguey.

                                                                                               

El sirope de agave se caracteriza por su potente poder endulzante, el doble que el azúcar común gracias a su composición principalmente fructosa en un 70% y glucosa en un 25% poseyendo más calorías que el azúcar común. Considerado como un excelente potenciador del sabor y el aroma, necesitamos añadir menos cantidad a nuestros alimentos para obtener el mismo sabor dulce, por lo que aparentemente se puede valorar como una alternativa más saludable a incluir en nuestra dieta.

Nutricionalmente son bastante similares pero la característica diferencial con el azúcar común que es que el sirope de agave posee un bajo índice glucémico, es decir no causa un aumento tan drástico de los índices de glucosa tal y como lo provoca el azúcar común. Este al tener un índice glucémico tan alto tiende a hacernos sentir hambre más temprano ya que se digiere rápidamente, es por ello que los preparados con sirope de agave hace que nos sintamos llenos durante más tiempo, lo que se puede traducir en comer menos.

Lo cierto es que el sirope de agave tiene sus seguidores pero también sus detractores.Para su obtención debe de sufrir un procesamiento con una serie de reacciones químicas que van a determinar según como sea el proceso la calidad del sirope de agave, ya que algunos están tan excesivamente procesados que hace que se acabe equiparando al jarabe de maíz de alta fructosa.

 

Es decir, hay algunos siropes de agave tan altamente refinados que su composición acaba siendo 100 % fructosa, así que a estos no se les podría atribuir la riqueza y los beneficios de los fructooligosacáridos, muy abundantes en la planta y con propiedades prebióticas que ayudan a mejorar el tránsito intestinal y a reforzar el sistema inmunitario.

 

Estos fructooligosacáridos se modificarían en la transformación en sirope generando simplemente fructosa, con los consiguientes perjucios a nivel de salud que este compuesto puede provocar como sería el aumento de triglicéridos, hígado graso, diabetes y alta presión arterial entre otros, por lo que se recomienda un consumo moderado y responsable cómo con cualquier tipo de glúcido.

Estos tipos de azúcares lo podremos encontrar en herboristerías y tiendas especializadas en alimentación natural. Además cada vez está presente en más secciones de productos latinos en grandes superficies, así como en tiendas especializadas en este tipo de alimentos. Por todo esto es importante que incluyamos en nuestra dieta estos tipos de alimento que nos ayudará a mejorar la salud a la vez que endulzamos nuestros platos.

 

2 comentarios:

  1. Tengo una duda: ¿Los azúcares que se encuentran en las Frutas Deshidratadas son beneficiosos o perjudicales?

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  2. Una de las principales razones por las que las frutas secas son muy recomendables como alimento es que tienen un alto valor nutritivo, ya que al desecarse, pierden el agua y buena parte de la vitamina A y la vitamina C, pero el resto de sus nutrientes quedan intactos.

    Algunos incluso aumentan su composición, como el azúcar. Ejemplo de ello son los higos, muy ricos en glucosa, fructosa y sacarosa, pasan de una concentración de18 gramos de azúcar por cada 100 gramos de producto, a aportar más de 60 gramos por la misma cantidad de alimento.

    Y todo ello sin sufrir perdidas de minerales, proteínas o vitaminas del grupo B. A pesar de ello, no aportan calorías en exceso al cuerpo humano.

    Sin embargo, sí hay algo con lo que se debe tener especial cuidado, ya que ese alto contenido en azúcar puede resultar muy nocivo para las encías y los dientes, zonas a las que se adhiere con facilidad y da más tiempo para que las bacterias fabriquen el corrosivo ácido que se forma en el esmalte.

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